El Gran Hombre
Mantiene su modo de pensar independientemente de la opinión pública.
Es tranquilo, calmo, paciente, no grita y no se desespera.
Piensa con claridad, habla con inteligencia, vive con simplicidad.
Es del futuro y no del pasado.
Siempre tiene tiempo.
No desprecia a ningún ser humano.
Causa la impresión de los vastos silencios de la naturaleza:
EL CIELO.
No es vanidoso.
Como no anda en busca de aplausos, jamás se ofende.
Tiene siempre más de lo que juzga merecer.
Está siempre dispuesto a aprender, hasta de los niños.
Vive dentro de su propio aislamiento espiritual, donde no llega ni el elogio, ni la censura.
No obstante su aislamiento, no es frío: Ama – Sufre – Piensa – Comprende.
Lo que usted tiene, dinero, posición social, nada significa para él.
Sólo le importa lo que usted es.
Desprecia la propia opinión tan rápido comprueba su error.
No respeta usos establecidos y venerados por espíritus tacaños.
Respeta solamente la Verdad.
Tiene la mente de hombre y el corazón de niño.
Se conoce a sí mismo, tal como es, y conoce a DIOS.
Oración de San Francisco de Asís
Señor concédeme la serenidad para aceptar las cosas que puedo cambiar,
coraje para cambiar las cosas que yo puedo
y sabiduría para distinguir la diferencia.
Señor has de mí un instrumento de tu paz
Que allí donde haya odio ponga yo amor
Donde haya ofensa ponga yo perdón
Donde haya tristeza ponga yo alegría
O Señor que yo no busque tanto
Ser consolado como consolar
Ser comprendido como comprender
Ser amado como amar
Porque es dando que se recibe
Perdonando como somos perdonados
Y muriendo
Como nacemos a la vida eterna.