El universo aparenta estar constituido de materia, pero en realidad, su verdadera sustancia es el Amor.
El Amor es eterno, pero cuando se manifiesta fuera del original mundo espiritual, lo hace en ciclos.
Los ciclos son eternos, pero poseen puntos de inicio y final.
El nacimiento de un ser es el inicio de un gran ciclo y su desaparición, un gran fin.
Entre tanto, los cumpleaños marcan ‘ciclos dentro de ciclos’.
Cuando un ser cumple años, el Universo se detiene y escucha…
escucha cuidadosamente a esa alma y sus anhelos y la bendice, renovando así la Vida.
Se produce entonces un incremento, un redoble y una multiplicación espiritual en ese momento
y en ese ser para iniciar una nueva etapa de su experiencia vital.
Y hay un Regalo de Vida que, proviniendo de lo Alto, desciende renovada y cíclicamente sobre esa criatura.
Brilla así una Luz que es Única. Y esa Luz que es recibida puede ser compartida.
En el Nombre de Dios, YO SOY EL QUE YO SOY,
en el Nombre de Su Hijo, el Cristo Universal,
en el Nombre del Cristo Jesús,
y en el Nombre de mi Amado Santo Ser Crístico,
hoy, en mi cumpleaños, yo te bendigo.
Para que esa bendición multiplique la Luz de Dios que ya hay en ti’.
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